martes, 20 de enero de 2015

El 'paraíso geek' de Madrid

El 'paraíso geek' de Madrid
La ciencia no es para verla, es para vivirla. Y así debieron pensar los artífices del nuevo Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (MUNCYT) de Alcobendas al planificar los miles de metros cuadrados del antiguo edificio de Cosmocaixa.
Como cualquier museo, también está orientado al ocio y a la educación, con exposiciones que recorren la historia de la ciencia y la tecnología en sus múltiples campos. Sin embargo, también anima a la diversión con módulos interactivos para todas las edades que ayudarán a comprender al visitante las leyes de la física y la química de un modo diferente. Es ciencia que se puede ver, escuchar y sentir.
No obstante, lo más innovador no pasa por los módulos interactivos, ni siquiera por el planetario que alberga la última planta para proyectar los secretos del cosmos. Lo que marca la diferencia de este museo es el carácter social que lo envuelve, convirtiéndolo en un espacio orientado a la divulgación y que, además, es de acceso gratuito.
Así, 2.000 metros cuadrados, de los 5.000 que tiene el edificio, están orientados a la realización de talleres, actividades educativas, simposios, reuniones e incluso congresos científicos. Todo esto gracias a la organización del espacio, en el que se incluyen aulas e incluso un auditorio para dar cabida a cualquier actividad que haga progresar la actividad investigadora en España. Así, MUNCYT pretende convertirse en una suerte de 'club' de divulgación.
"Nuestra personalidad como museo nacional nos acerca especialmente a sociedades científicas, a empresas, grupos y centros de investigación españoles y a todos aquellos que puedan utilizar este museo como altavoz de sus trabajos, descubrimientos, líneas de investigación o nuevos objetos tecnológicos. En cualquier sentido, aquí van a encontrar su lugar", invita Marian del Egido, directora del museo.
Sin embargo, MUNCYT cree que los más pequeños también pueden interesarse por la ciencia desde edades muy tempranas si se les estimula de la manera correcta y por ello han creado lugares especiales para ellos. Según Marian, los pitagorines de 5 a 10 años podrán descubrir las leyes de la mecánica, la óptica y el sonido gracias al micro-espacio, en el que podrán jugar con módulos al mismo tiempo que hacen amigos.
El micro-espacio es un lugar donde querrían jugar incluso los adultos. Malas noticias, no pueden. Pero la oferta para los pequeños científicos no termina aquí, además del micro-espacio, en el nano-planetario se familiarizarán con la astronomía con un gran móvil del Sistema Solar.

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